sábado, 10 de septiembre de 2011

¿Cómo quieren que me porte bien?


¿Cómo quieren que me porte bien?
Si de niño veía que Tarzán andaba desnudo.
Cenicienta llegaba a medianoche.
Pinocho mentía.
Batman conducía a 320km/h.
La Bella Durmiente se pasaba el día durmiendo.
Blanca Nieves vivía con 7 tios.
Caperucita no le hacia caso a su madre. BettyBop iba vestida como una fulana.
Pulgarcito tiraba migas por todas partes.
Y Popeye ¡fumaba hierba!
¡Vamos!...

martes, 14 de junio de 2011

Y con él, ¡ya están todos!


Para el niño llegar a la escuela supone una nueva oportunidad para poder contar aquello que hizo, a lo que juega o aquello que experimentó en la tarde del día anterior y que tantas ganas tiene de compartir. El niño llega con ganas de contarle aquello que le ilusiona a la maestra, para compartir con ella sus experiencias, ya que para el niño “su seño” no es una docente, sino una amiga en la que puede confiar y quiere que entienda porque hoy está más feliz, triste, aburrido, excitado...

Todo esto se va por tierra cuando al llegar a la escuela, día tras día, ve como su señorita sólo le preocupa que lleguen uno y cada uno de los niños que forman su aula, sin importarle el cómo vienen de sus casas, preguntarles como le fue ayer, que hicieron...
A los docentes se le olvidó que cada niño es un mundo y cada día, atraviesan un umbral diferente, que les afecta para bien o para mal. El niño no queda neutro ante nada, no queda pasivo ante las experiencias que día tras día va recibiendo.


El niño necesita aquello que espera y confia que le ofrecerá su amiga la maestra, no espera el mismo saludo para cada uno, porque no todos somos iguales, algunos les valdrá una simple mirada, a otros les valdrá con el golpecito en la espalda, otros necesitarán varios abrazos y otros necesitan ser escuchados.

martes, 7 de junio de 2011

Creatividad, ¿dónde estás?


Como ya vimos en la entrada anterior... si desaprovechamos aquello que tenemos delante, que lo vemos con nuestros propios ojos, ¿cómo vamos poder ver? Todo aquello que los niños son cacapaces de darnos, el poder de su imaginación...

Si fuesemos capaces de bajarnos a su altura y construir con ellos ¡cuánto ganaríamos! El comportamiento docente hace que sea tan difícil escucharles, creer que tienen algo importante que aportar a los demás, que al final siempre terminamos creer que, es mejor hacer lo que el docente sabe, porque el tiene unos estudios y eso ya... parece ser suficiente.

Si escuchasemos a los niños, se sentirían partidiarios de su propio aprendizaje, responsable del mismo y así estarán mucho más motivados para su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Con el poder de su imaginación, obtenemos la rica creatividad que por desgracia, va desapareciendo poco a poco, a medida que los niños van creciendo y... vaya ironía, ¿no?

Los niños son “máquinas creativas” que a medida que crecen van perdiendo esa capacidad, cada vez más previsible, hasta el punto de desarrollar la terrible y frustrosa frase “yo no sé hacerlo o no se me ocurre nada” cuando el profesor después le pide que realice por SI MISMO Y SIN AYUDA DE NADIE una tarea o actividad. 
Lo lógico sería que los niños a medida que crecen fuesen más y más creativos e independientes en sus tareas, pero como no trabajamos su imaginación, ya que tienen que seguir las directrices de un docente, sólo trabajamos la dependencia de un maestro que le diga qué tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo.

Por favor, escuhemos y construyamos juntos. Una educación entre todos es siempre más completa y siempre ayudándonos de los más pequeños que saben mucho más sobre las inquietudes y necesidades de la infancia que cualquier libro de texto o normativa impuesta desde arriba.

domingo, 5 de junio de 2011

Aprendiendo para siempre


Aunque no quiera lo veo, veo cada día que desaprovechamos los recursos más cercanos, los más próximos, aquellos que siendo vecinos de nosotros, de nuestro día a día no utilizamos para nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los maestros y maestras se sienten orgullosos de dar las clases como siempre, donde ellos están por encima de sus alumnos y por medio de una enseñanza directa creen que sus alumnos aprenden aquello que están pretendiendo enseñar.


Muchas veces, tenemos los medios delante para propiciar un aprendizaje experimental a los niños, con el encuentro directo con aquello que se quiere aprender y enseñar, pudiéndonos valernos de esos recursos para desarrollar un aprendizaje significativo y sin embargo, son muchos los docentes, que siguen trabajando siguiendo un guión, un esquema que les viene dado. Pareciendo que si hacen algo novedoso, diferente, les fuera a pasar algo, como si ser rompedor fuese malo.
Pero no es sólo la sensación de ser raro en el nuevo aprendizaje, sino también que ofrecer un aprendizaje significativo, implica mucho esfuerzo, hay que cambiar todo el planteamiento, moverse... básicamente hay que trabajar y mucho para hacerlo bien. La cosa se complica cuando la vocación brilla por su ausencia, haciéndo de este maravilloso trabajo un simple trabajo donde dar clases es igual a cualquier otro trabajo. Tenemos que trabajar duro, hacer de todo este proceso algo complejo que implique esfuerzo por nuestra parte ya que como dice una amiga mia, “nadie nos dijo que ésto fuera fácil”.


Tenemos que evaluar todo aquello que el contexto y el entorno nos puede proporcionar, valernos del medio puede ser mucho más util que el “libro gordo de Petete”. La observación directa sobre aquello que se aprende es un instrumento que no podemos dejar pasar, porque como se dice... “vale más una imagen que mil palabras”, a lo que podemos decir, una sensación experimentada es mucho más fuerte que cualquiera de los textos e imagenes que haya en todos los libros de textos que existan.

lunes, 23 de mayo de 2011

¡Tenemos que jugar!


El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.

Es un párrafo extraído del cápitulo 7 de los derechos del niño donde jugar más que ser un derecho, es una obligación.
Los niños al igual que los adultos tienen una serie de derechos que deben ser respetados al mismo nivel que cualquier otro u otra persona. Nunca hay que olvidar que por ser niños no se deja de ser persona ni se deja de tener voz.




Muchas veces parece que a la educación se le olvida que por encima de todo son niños las personas que tienen delante, y como tales, el juego es su mejor compañero para el aprendizaje.
Se le olvida... porque los docentes sólo piensan en cumplir y conseguir todas las áreas y contenidos que aparecen en el curriculum de la educación infantil, ya que “eso realmente si es importante”...

En esta educación no es importante que los niños sean niños y vengan con ganas de jugar, con ganas de aprender por medio del juego y poder abordar muchísimos aspectos que aparecen en el maldito documento que todo lo decide...
Aquí lo que cuenta es, que cada niño salga cada día lleno de fichas coloreadas y de trabajos por hacer, para demostrar a papá y a mamá todo lo que sabe, porque la escuela hoy en día ha pasado a ser un enorme escaparate para ver como los niños son capaces de cargar increíbles mochilas con deberes para toda una tarde y así, perder esa parte de inocencia e ilusión que trasmite el juego.



Quizás la culpa es del sistema, de las exigencias de los que están “por arriba” a los que sólo les interesa rellenar y completar todas las tareas para la fecha. A la escuela no le interesa que un niño aprenda o no, no se preocupa si su estilo de aprendizaje es el adecuado, sólo quiere demostrar que todos los temas fueron dados y que sus niños saben mucho porque... “¡fijate cuantas cosas han hecho!”

Maldigo al olvido que parece que eclipsó a tantos y tantos adultos haciéndoles olvidar que ellos tuvieron una infancia y en ella disfrutaron y aprendieron.

Escuela y familia unidas

No podemos aspirar a una educación adecuad y de calidad si no conseguimos que vayan de la mano las principales influencias que el niño recibe.

Escuela y familia deben construir unidos y siempre en el mismo sentido para poder conseguir que el niño avance siempre por el mismo camino. Por qué... Cuántos niños y niñas se sienten perdidos y desorientados porque en su escuela le dicen una cosa y en su casa le dicen otra o... más directamente, en su casa ignoran su proceso enseñanza-aprendizaje.
Ser maestro, profesor, docente implica algo más que saber cómo dar clases, significa educar a los niños, a los compañeros de trabajo e incluso a la familia y... por supuesto, saber escuchar críticas, así como, saber rectificar siempre para mejorar. No por ser maestro se es superior a nadie, ni a los niños ni a las familias. Entre todos formamos una mejor y más completa educación hacia los niños y siempre haciendo llegar a acuerdos entre todos.
La interacción entre padres y maestros se hace imprescindible para el desarrollo intelectual, afectivo y social de los niños y niñas. Necesitamos una comunicación directa y un trabajo conjunto para un desarrollo óptimo de los niños. Para ello, tenemos que exigir el esfuerzo de la familia, como de la escuela para conseguir la formación integral del niño en su máxima expresión.
 
Los niños de hoy en día tienen muchas fuentes de información (televisión, internet...) que les influyen y moldean cada vez a edades más tempranas. Por eso se hace imprescindible a día de hoy, con más urgencia que nunca, la necesidad de cooperación entre familias y centros escolares para caminar en la misma direción, en esto tan importante, que es la educación.